No hay nada como tener varios artículos en marcha y que aparezca algo tan escandaloso que no pueda pasar sin comentarlo. Ayer por la tarde, Carlos Nz me contaba que en la edición del Telediario de las 15 horas aparecía una información un poco extraña. La noticia hablaba de que algunas compañías aéreas ofrecen cursos para superar el miedo a volar en avión. En este reportaje, aparecía un presunto psicólogo explicando que utiliza una “terapia” (ver a partir del minuto 32:04) que consiste en dar unos golpecitos en ciertas zonas del cuerpo del paciente. Supuestamente, estos golpecitos liberan las “energías” y permiten que los síntomas desaparezcan (en este caso, el miedo a viajar en avión). Todo esto suena un poco raro. ¿Quieren saber de qué se trata?
LA EFT® O TERAPIA DE LIBERACIÓN EMOCIONAL
Lo que este psicólogo estaba enseñando es una terapia pseudocientífica denominada EFT®, por sus siglas en inglés. Esta terapia, que parte de los mismos supuestos que otras pseudoterapias como la acupuntura y la digitopuntura, consiste en ir golpeando o masajeando ciertos puntos del paciente mientras se centra en un recuerdo traumático concreto.
Al igual que la acupuntura, la EFT® supone que existen unos meridianos a lo largo del cuerpo por los que fluye una especie de flujo etéreo al que llaman energía. Cuando esa energía está equilibrada, eso provoca un estado de bienestar, pero cuando existe un exceso, un bloqueo o una deficiencia de energía, aparecen síntomas somáticos y emocionales. Al golpear o masajear ciertos puntos que se encuentran a lo largo de esos meridianos, la energía se vuelve a equilibrar, desapareciendo los síntomas.
Según sus defensores, la EFT® pertenece a las llamadas Terapias Psicoenergéticas, que no es más que una rama pseudocientífica de la psicología sin ninguna evidencia. Aunque ellos insisten en su eficacia (hasta un 80% de pruebas clínicas, dicen), no hay evidencia de que existan esos meridianos ni de que sirva para tratar ningún problema de salud física o mental. Por si fuera poco, se la considera una técnica de autoayuda, aunque hasta donde yo sé, lo habitual es que te golpee otra persona. Es importante señalar que el procedimiento consiste en que la persona hable de su trauma mientras recibe la intervención, como veremos más adelante.

La EFT@ consiste en golpear ciertos puntos, al igual que en la acupuntura se clavan agujas
¿USOS EN TERAPIA PSICOLÓGICA?
En alguna página web he encontrado a “profesionales” de la EFT® que afirman que es utilizada en terapia psicológica. Incluso llegan a afirmar que
Muchos profesionales incorporan fácilmente EFT en sus respectivas modalidades de sanación: Enfermeras, médicos alópatas y alternativos, psicólogos, masajistas psiquiatras, dentistas, terapeutas, quiroprácticos, nutricionistas, consejeros de salud, trabajadores sociales, educadores y maestros, hipnoterapistas, reflexólogos, maestros de Reiki, sanadores espirituales y energéticos, ministros y sacerdotes.
Atención a la lista. Este señor junta a psicólogos, dentistas y psiquiatras (entre otros) con reflexólogos, maestros de Reiki y sacerdotes. Por la parte que me toca como psicólogo, algo estaremos haciendo mal para que se nos asocie con toda esa charlatanería.

No es ciencia. Es magia.
La EFT® no se utiliza en terapia psicológica. El Código Deontológico del Psicólogo exige al menos en 6 artículos (Artículos 6, 14, 18, 21, 22 y 33) que la práctica de los profesionales de la psicología debe guiarse por la evidencia científica disponible. Utilizar la EFT® en la práctica clínica supone una violación fragante de varios de estos artículos y el profesional debería ser sancionado. No hay vuelta de hoja. No vale con decir que “hay que utilizar cualquier cosa que le pueda servir a la persona”, llevando la práctica profesional a un eclecticismo mal entendido. Si no seguimos una praxis basada en la evidencia, entonces todo vale: desde la homeopatía a la brujería (valga la redundancia). Podríamos decirle a alguien que se compre una amatista o que utilice ropa de color rojo cuando se sienta deprimido. Lo peor es que estas cosas pasan, y más habitualmente de lo que se piensa.
Muchos profesionales de la psicología practican pseudociencias, esto es un hecho. Es fácil encontrar a psicólogos/as que utilizan Flores de Bach, Constelaciones familiares (que explico en esta charla), Grafología, PNL y otras pseudoterapias (esta clínica que hace PNL presume, además, de haber aparecido en algunos de los medios de comunicación más grandes de este país). Y eso por no hablar de los que ofrecen técnicas que sí han demostrado ser eficaces para ciertos problemas, como ocurre con el llamado mindfulness y la EMDR® (de la que hablaré más detenidamente próximamente), pero ofertándolas como avaladas para todo tipo de problemas físicos y psicológicos. Creo que es obligación de los profesionales de la psicología denunciar estas prácticas que desvirtúan nuestro trabajo para defender a rigurosidad con la que cuentan las intervenciones psicológicas recogidas en las guías de tratamientos eficaces. Si no lo hacemos, no nos quejemos luego cuando ciertas personas dicen que la psicología es una pseudociencia.
PERO… ¿PODRÍA FUNCIONAL LA EFT®?
Desde que conocemos fenómenos como el efecto placebo y la regresión a la media y entendemos mejor la ilusión de causalidad, sabemos que el “a mí me funciona” no es un criterio válido para decidir realmente si una intervención dirigida a tratar un problema de salud es eficaz. Porque es posible que una personas se sienta mejor al acudir a una terapia o tomar un supuesto medicamento y que no se deba a la terapia, sino a que el problema ha desaparecido por sí sólo como lo habría hecho igualmente y/o a que la persona ha hecho otras cosas que son lo que realmente le ha mejorado. E incluso puede ser que se deba a la sugestión, sobre todo cuando hablamos de problemas emocionales. Por cierto, no estoy en contra de utilizar la sugestión, pero siempre informando al paciente que va a ser sugestión y no otra cosa, y que esta no ha demostrado por sí misma ser eficaz para ningún problema psicológico. Por esta razón, la hipnoterapia es una pseudociencia, pero no así el uso de la hipnosis clínica acompañando algunas terapias psicológicas o para la reducción del dolor (más información sobre hipnosis clínica aquí)

¿Neurolingüística? ¿Alergias? ¿¿CÁNCER?? NO. Simplemente ESTAFA.
Pero a lo que íbamos. Resulta que la EFT® sí que podría funcionar porque exige al paciente exponerse al relato de sus propios recuerdos traumáticos o aquellas situaciones que le están haciendo sufrir. Como ya sabemos, la exposición a las situaciones temidas, que incluyen el propio relato del acontecimiento, es una técnica de elección para tratar los pensamientos intrusivos, los flashbacks, los miedos asociados al trauma, pánico y evitaciones y la ansiedad general. Ese elemento de exposición es el que se da también en la EFT® y podría explicar que muchos casos pudieran mejorar sus síntomas.
Con esta última consideración, cualquier podría pensar: “Pues bien, si funciona se puede utilizar, aunque no sea por los golpecitos sino por la exposición”. Este argumento parece razonable, pero no lo es por varios motivos. En primer lugar, porque esta terapia puede ser utilizada por cualquiera sin formación en psicología, mientras que un psicólogo no puede (o no debería si sigue el Código Dentológico), lo que expone al paciente a una persona sin la capacitación profesional adecuada para tratar problemas de salud. En segundo lugar, porque nada garantiza que en la aplicación de la EFT® ser realice una exposición correcta, algo fundamental para que sea verdaderamente eficaz. Es posible que en unos casos sea así y en otros no. En tercer lugar, porque no tiene sentido seguir dando golpecitos a la persona, ya que estos no aportan nada a la intervención. Y en cuarto lugar, porque estoy en contra de la utilización de terapias, por más que tengan evidencias, que sean marca registrada. Hablaré de esto en el artículo sobre la EMDR®.
PSEUDOCIENCIA EN LOS MEDIOS
No se puede hacer nada con el hecho de que ciertas figuras públicas utilicen la EFT®, como ocurre con la famosa monja Teresa Forcades, que oferta talleres al precio de 155 € por persona. No es de recibo que los medios den cobertura a “informaciones” como esta, esta y esta, y que continuamente encontremos todo tipo de charlatanerías en las grandes cadenas de televisión y radio (hay programas como “Las mañanas de la 1” de TVE que son reincidentes). Debemos exigir a estos medios que sean rigurosos en sus informaciones sobre salud (realmente tenemos que exigir que exista ese rigor cuando hablen de cualquier tema, pero ya se sabe), porque pueden estar poniendo en riesgo a las personas que crean en su eficacia “porque salió en el Telediario”. Y luego, a ver quien paga las consecuencias.
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